La hiperpigmentación cutánea es una afección común que se caracteriza por la producción
excesiva de melanina, el pigmento responsable del color de la piel. Esta afección puede
manifestarse de varias formas, entre ellas, pecas, melasma, lunares, manchas solares
(léntigo solar) y manchas de envejecimiento, y puede estar condicionada por diversos
factores, como la exposición a los rayos UV, el envejecimiento, los desequilibrios
hormonales y la predisposición genética.
La melanogénesis es un proceso complejo que puede resumirse en tres etapas principales:
1. Estimulación: cuando la piel se expone a la luz
solar, se libera el factor estimulante de los
melanocitos (FEM), que activa los melanocitos
para iniciar la producción de melanina.
2. Producción de melanina: en el interior de los
melanocitos, la melanogénesis tiene lugar en
compartimentos especializados denominados
melanosomas. En ellos, la enzima tirosinasa
cataliza la hidroxilación de la L-tirosina en
L-DOPA, que a su vez se oxida en dopaquinona.
Posteriormente la dopaquinona se transforma
en diferentes formas de melanina, como la
eumelanina (que da a la piel un color oscuro)
y la feomelanina (que da a la piel un color más claro).
3. Transferencia de melanina: una vez producida en el interior de los melanosomas, la
melanina se transfiere de los melanocitos a los queratinocitos, las células de la piel que
constituyen las capas superiores de la epidermis.
Una vez en los queratinocitos, los melanosomas se degradan y la melanina se distribuye
alrededor del núcleo de las células, protegiéndolas de los daños causados por los rayos
UV. La hiperpigmentación cutánea se origina cuando hay un exceso de producción de
melanina.
